Escuchar, escuchar antes de hablar para ser acogedor al prójimo, es el abecé de la conversación, el secreto de la hospitalidad. Pero, todo el mundo quiere ser escuchado, entendido. Cuántas veces nos callamos, solo con ansias de que llegue el momento finalmente de poder interrumpir al prójimo y soltar un torrente de palabras. Pero, Dios no espera de nosotros ni tienda ni muros montados para ponernos al abrigo. Solo espera nuestro silencio hospitalario.
Señor, que esta Cuaresma sea para nosotros la hora de escuchar; de escucharte a ti, de escuchar a este mundo en el que te das a conocer. (Edición FNP)
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