Ayer, 9 de noviembre, tuvimos la celebración-conmemoración anual, recordando a los chicos, profesores y salesianos que fueron a la Casa del Padre.
Durante los primeros días de noviembre, a todas nuestras familias, nos viene el recuerdo de aquellos seres queridos que ya no están con nosotros.
En nuestra familia de Salesianos Deusto, tenemos muy presente la muerte de los numerosos alumnos, profesores, bienhechores y salesianos, que desde su fundación, han pasado por nuestras aulas, talleres y patios, la iglesia y el teatro de nuestro Colegio.
Un grupo numeroso de alumnos, profesores y salesianos y un grupo de padres, que han perdido a sus hijos cuando eran jóvenes, participaron en la eucaristía, agradeciendo el recuerdo y las oraciones por su eterno descanso.
La muerte de un ser querido resulta siempre dolorosa, aún cuando los creyentes entendamos que esa muerte que por supuesto nos llegará a todos, nos llevará a la presencia del Señor, según nos relata Juan (14.16) y que morir es empezar a vivir, recordando las palabras del mismo Jesús de Nazaret. “Yo soy la resurrección y la vida. Por ello el que cree en mí, no morirá para siempre”.
Deja una respuesta