En el marco de su visita apostólica a Turín, el Papa Francisco se reunió con los Salesianos, que celebran este año los 200 años del nacimiento de su fundador, San Juan Bosco.
La Basílica de María Auxiliadora fue el lugar en el que los hijos de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora escucharon al Papa, quien, al entrar en el templo, oró frente a la tumba del santo durante unos minutos.
Tras una presentación del actual Rector Mayor de los Salesianos, el español Ángel Fernández Artime, el Papa decidió dejar a un lado el discurso que tenía previsto e improvisó sus palabras en las que precisamente habló de su cercanía con esta orden religiosa.
El Santo Padre recordó las características de la orden y de algunas anécdotas que él mismo vivió junto a ellos. Parte de su discurso lo dedicó a hablar de la situación de los jóvenes que no tienen posibilidad de trabajar ni de estudiar. Por eso solicitó una educación “en la medida de la crisis”, ofreciéndoles “alguna cosa que sea fuente de trabajo, de trabajos pequeños, de ayudar, una educación de emergencia”.
“He pensado mucho que decirles a ustedes, lo he escrito, pero es demasiado formal”, comenzó diciendo. “Se lo entrego al Rector Mayor para que se lo haga conocer”, dijo entre aplausos.
“A este Rector Mayor le he conocido en un confesionario, pero yo no fui a confesarme donde él ni él donde yo, sino que era una peregrinación a la Virgen de Luján, de los jóvenes. Él apenas había llegado a Argentina, era el mes de octubre”, comentó.
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