LOS JÓVENES SON LAS PUPILAS DE NUESTROS OJOS
Ustedes suelen decir: los hijos son la pupila de nuestros ojos. ¡Qué hermosa es esta expresión de la sabiduría brasileña, que compara a los jóvenes con la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista! Por eso, mi esperanza es que, en esta semana, cada uno de nosotros se deje interpelar por una pregunta provocadora: ¿qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos?
“La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir y corresponsable del destino de todos”.
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