Bajo el lema, “Para servir y dar la vida” Abel se ordenaba diácono, el 26 de marzo de 2011, en nuestra Iglesia de Mª Auxiliadora.
Le acompañaban sus padres, familiares, jóvenes con los que ha compartido el camino, sus hermanos Salesianos y numerosos miembros de la Familia Salesiana.
Daba el paso de ordenarse diácono siguiendo “una llamada inesperada que modificaba tus planes iniciales”. Con estas palabras se dirigía a Abel Monseñor Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastian y encargado de presidir la ordenación.
En su homilía, ha hecho un recorrido por los pasos que Abel ha dado hasta llegar al día de hoy, quien en su recorrido vocacional primero optó por salesiano coadjutor, pero la llamada le pidió cambiar la dirección hacia el sacerdocio, lo expresaba así monseñor Uriarte en la homilía: “como Isaías has formulado tus reservas ante esta llamada…ahora te toca fiarte de Jesús a fondo perdido…seguirle con alegría, siendo servidor humilde, carente de libro de reclamaciones”.
Con la iglesia a rebosar, sobre todo de jóvenes venidos de toda la Inspectoría, Abel ha dado el siguiente paso hacia su sacerdocio, ha entrado en la orden de los diáconos: para servir y dar la vida, algo que se expresó en las diferentes ofrendas: la toalla, la máscara, la marioneta y el pan y el vino.
Cerró la celebración el propio Abel, quien además de dar las gracias, de dirigirse a los jóvenes , los hermanos, la familia salesiana, a su familia y a su madre (especialmente a ella) ofreció, con el estilo que le caracteriza, como si estuviera “publicando” las buenas noches en su blog, ofreció la siguiente oración de Tagore, para que como dijo el propio Abel, la podáis “rumiar” esta noche: “Señor quítame todos los privilegios, pero no me quites nunca el privilegio de servirte”.
¡Gracias Abel por tu testimonio! ¡Estamos alegres y aplaudimos el paso que hoy has dado!
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