El pasado 4 de mayo, tuvimos en el Colegio la despedida de los alumnos de 2ºde bachillerato. Como en años anteriores, se celebró el día que se terminan los exámenes de la 3ª evaluación. Este curso, como novedad, tuvimos además una eucaristía de acción de gracias, antes de la cena. En ella, con las reflexiones del sacerdote, de alguna alumna y de algún padre, disfrutamos de un clima de alegría y agradecimiento, no solo por el último curso, sino por todo el tiempo pasado en Salesianos Deusto.
En esta ocasión se apuntaron a la cena 79 alumnos y 16 profesores de todas las etapas educativas, desde la Escuela Infantil hasta el Bachillerato y los Ciclos. Hasta tuvimos la presencia de un misionero recién llegado de Argentina. En la cena reinó un clima de franca alegría y de comunicación abierta. Ellas y ellos vinieron preparados para la ocasión; parecía que algunos iban de boda, a juzgar por los vestidos, los tacones y las americanas. Lo primero, claro, fue pasar revista: «Mira a aquella, qué guapa ha venido». «Esa chaqueta se la ha comprado esta mañana». «¿Quién es la que está junto a Josemari? Viene tan arreglada que no la reconozco»… Alguna profesora de los más pequeños preguntaba por alguna alumna a la que ya no reconocía… En fin, que ya se sabe que a una cena uno no viene solo a degustar viandas.
La cena nos la sirvió una empresa de catering con la que venimos trabajando desde hace varios años. El menú fue elegido por las Delegadas de cada curso, después de dialogar sobre cuál de los que nos habían enviado por correo era el más apropiado para la ocasión. El precio no era lo más importante, porque el alumno pagaba solo la mitad de la cena; el resto corría a cuenta de la Asociación de Padres-Madres y del Colegio. Así que la clave de la elección fue si los platos podían ser del agrado de la mayoría o no. Aunque, ya se sabe, nunca se puede hacer el gusto a todos; y menos en cuestión de comidas, porque a alguno solo le gusta la comida de su madre o de su abuela.
Después del café, Txema nos proyectó una presentación hecha a partir de fotos de cursos anteriores. Todos los años se viene haciendo algo parecido, y, la verdad, es todo un éxito. Eso de vernos de críos, con cara angelical y con poses ingenuas, nos lleva irremediablemente a sonreír, al comparar lo que éramos con lo que somos. Así que unos y otros se lo pasaron genial.
Finalmente, las Delegadas pasaron al momento final de la cena, en el que se fue llamando a todos los profesores que habían venido, para tener un detalle con ellos. Los regalitos fueron sencillos y simpáticos, una muestra de agradecimiento por las horas pasadas juntos. Varios profesores se animaron a coger el micrófono e incluso tuvimos la ocasión de cantar unas letrillas y de escuchar un saxofón.
Ya había pasado ampliamente la media noche cuando la mayor parte de los asistentes salieron a continuar la fiesta. Al parecer, no había prisa por terminar, puesto que las notas no habían de llegar hasta el viernes de la semana siguiente.
Presentamos un pequeño álbum recuerdo de la cena y sobremesa. Dimos las gracias a todas las personas que han colaborado en nuestra formación durante todos estos años y de una manera especial a los profesores de estos dos últimos cursos escolares.
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